domingo, 30 de agosto de 2020

Las mariposas más bonitas del mundo

¿Sabías que es un único gen el encargado de dar a las alas de las mariposas esos colores tan llamativos? Vamos a conocer más sobre estos insectos fascinantes. 


Las mariposas son unos insectos fascinantes y fáciles de observar en el campo. Pertenecen al orden de los Lepidópteros, una palabra de origen griego que significa ‘alas con escamas’ y que agrupa tanto a las mariposas diurnas como a las polillas o mariposas nocturnas.

Son estas alas llenas de escamas pigmentadas y reflectantes lo que da a las mariposas su espectacular y llamativo colorido. Además de ser tan agradables de observar, estos colores juegan un papel muy relevante en la reproducción y supervivencia de las mariposas.

Según las últimas investigaciones, los colores de las mariposas son el producto de pequeñas estructuras en las alas, denominadas giroides, que refractan la luz del sol como un prisma. Y, aunque parezca mentira, resulta que es tan solo un gen el encargado de regular estos ricos patrones de coloración, como demostró un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en el año 2017.

Los investigadores utilizaron la técnica de edición genética CRISP/Cas para inactivar dicho gen y observar los cambios en la coloración de las alas de la mariposa. Lo que observaron es que este gen, denominado WntA, es el mismo para todas las especies de mariposas, pero funciona de modo distinto en cada una de ellas e incluso se expresa en zonas distintas de las alas: unas veces en las venas y otras en la base de estos órganos.  

La complejidad de estas pequeñas escamas que forman las alas de las mariposas es tal, que cada una de ellas tiene una estructura única, un hecho que ha inspirado incluso la creación de una tecnología para blindar tarjetas de crédito y documentos contra posibles falsificaciones. Lo ha hecho una empresa serbia, que ha bautizado la tecnología como Teslagram y aplica las escamas de mariposas fallecidas por muerte natural a cualquier objeto que se quiera proteger, incluyendo obras de arte.

Las mariposas son fascinantes y cada vez descubrimos más cosas sorprendentes sobre ellas. Por ejemplo, un trabajo publicado en Frontiers in Ecology and Evolution en 2016 encontró que la especie de mariposa Graphium sarpedon tiene en su ojo quince tipos de fotorreceptores, todo un récord en el mundo de los insectos y que le permite detectar toda una variedad de colores distintos.

En esta galería te vamos a enseñar algunas de las mariposas más bonitas del mundo. Y, además, te recordamos, que la supervivencia de muchas mariposas, al igual que la de otros polinizadores, está hoy comprometida, entre otras cosas, por el uso abusivo de herbicidas e insecticidas.


Mariposa monarca

Es, sin duda, la reina. La mariposa monarca (Danaus plexippus), originaria del centro y el norte de América, es conocida por su gran tamaño y por sus espectaculares migraciones, de las más largas descritas en el mundo de los insectos.

Mariposa transparente

La imagen de la mariposa transparente (Greta oto) habla por sí misma. Esta especie pertenece a la familia Nymphalidae y es originaria de América Central.

Mariposa cebra

La mariposa cebra (Heliconius charithonia) es una especie sedentaria de mariposa que vive en Florida y en el sur de Texas.

Mariposa pavo real

A la mariposa pavo real (Inachis io) le gusta, en primavera, alimentarse de las flores de sauce, así que este es un buen árbol al que arrimarse para intentar ver a una de estas mariposas tan espectaculares y presentes en todo el continente europeo.

Mariposa isabelina

La mariposa isabelina (Graellsia isabellae) fue bautizada así por su descubridor, Mariano de la Paz Graells,  en honor a la reina Isabel II de España. Esta mariposa nocturna es considerada endémica de la península ibérica, si bien se encuentran poblaciones aisladas en otras montañas europeas, que podrían haber sido introducidas.

Mariposa tornasolada

Esta bonita mariposa (Apatura iris) habita en bosques caducifolios de buena parte de Europa. Como curiosidad destacamos que los machos de esta especie se sienten atraídos por olores tan poco agradables para nosotros como el sudor, los excrementos humanos y el alquitrán recalentado.

La gloria de Bután

Esta espectacular mariposa (Bhutanitis lidderdalii) vive en Bután, ciertas zonas del norte de la India y el sureste asiático.

La quimera con alas de pájaro

Ornithoptera chimaera vive en las montañas de Nueva Guinea. Su nombre científico, que vendría a significar algo así como “quimera con alas de pájaro”  hace referencia a la apariencia de los machos esta espectacular especie de mariposa.

La gran canica

Euchloe ausonides vive en la zona oeste de América del Norte. Su población se encuentra muy amenazada, y viene sufriendo un descenso continuo desde la década de los 80.

La chupaleche

Esta mariposa (Iphiclides podalirius) es una de las más grandes de Europa, pero es cada vez más rara, probablemente debido a las prácticas agrícolas. Los adultos se sienten atraídos por árboles y arbustos ricos en néctar.

Mariposa morpho

Las mariposas morpho, como la de la foto (Morpho didius) son originarias de América. Su llamativo color azul, no es un color como tal, sino el producto del reflejo de la luz en las escamas microscópicas de sus alas.

Macaón

El macaón (Papilio machaon) es una de las mariposas diurnas más bonitas de Europa y es relativamente fácil de ver en España. Destaca su presencia en altitudes elevadas, llegando a encontrarse incluso a mil y dos mil metro de altitud.

Mariposa del madroño o cuatro colas

En el caso de la mariposa del madroño (Charaxes jasius), hemos escogido una foto de su fase de oruga, pues presenta varias protuberancias en la cabeza que le dan un aspecto de dragón diminuto. Como su nombre indica, estas mariposas se alimentan de madroño y se pueden observar en zonas costeras de todo el área mediterránea.

Numerada o almirante rojo

Esta preciosa mariposa (Vanessa atalanta) es común en Europa, Asia y Norteamérica. Es una especie migradora: en el área mediterránea, entre los meses de octubre y noviembre se produce la llegada masiva de migradores reproductivos procedentes del centro y norte de Europa.
















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sábado, 29 de agosto de 2020

Dark Waters: el multimillonario escándalo en el que Dupont fue hallada culpable de enfermar con "químicos eternos" a miles de personas en EE.UU.

 Carlos Serrano (@carliserrano)
BBC News Mundo
9 marzo 2020

Mark Ruffalo (derecha) interpreta al abogado Rob Bilott en Dark Waters.

Lo que comenzó con unas cuantas vacas muertas en un pequeño pueblo de Estados Unidos se convirtió en un caso en el que una multinacional tuvo que responder por más de 3.500 personas que padecen graves enfermedades, incluyendo cáncer.

Y el problema, según el abogado que ha investigado el caso durante más de 20 años, es tan grave que hoy tiene un alcance global.

Se trata de las acusaciones contra empresas como Dupont, que han utilizado químicos que se han relacionado con enfermedades como cáncer de riñón, cáncer de testículos, úlceras en el cólon, infertilidad, hipertensión y afectaciones de la tiroides.

Estos químicos, según los expertos, podrían estar presentes en la sangre del 99% de los humanos.

"Hasta ahora, muchos de nosotros no teníamos ni idea que estábamos expuestos a estas sustancias", le dice a BBC Mundo Rob Bilott, el abogado que durante 20 años ha luchado para que se investigue a fondo los efectos de estas sustancias en los humanos y para que las grandes compañías dejen de utilizarlos.

"Nos han expuesto casi como conejillos de indias sin que lo supiéramos".

¿Qué son estas sustancias, cómo llegan al organismo y qué tan graves son sus efectos?

Rob Bilott (izquierda) lleva más de 20 años enfrentado legalmente a Dupont.

Años de batalla

La lucha que desde hace más de 20 años libra Bilott comenzó en Parkersburg, una pequeña población de 70.000 habitantes en el Estado de West Virginia, Estados Unidos.

El caso, sin embargo, se volvió mundialmente famoso a finales de 2019 por la película Dark Waters ("El precio de la verdad"), producida y protagonizada por Mark Ruffalo.

El filme narra la historia del propio Bilott, un abogado a quien un granjero le pide que lo ayude con el caso de la muerte de 90 de sus vacas.

A partir de ahí, Bilott comienza una investigación que lo lleva a demostrar que la multinacional Dupont estaba contaminando las aguas cercanas a Parkersburg con PFOA, un químico nocivo creado artificialmente para uso industrial.

La batalla legal llevó a que en 2017 Dupont tuviera que firmar un acuerdo por más de US$670 millones para compensar a más de 3.500 personas que padecían alguna de las enfermedades asociadas con tomar agua contaminada con PFOA.

Desde entonces, decenas de personas de esa misma comunidad que padecen cáncer han llevado sus casos a juicio. El más reciente de ellos concluyó la semana pasada, con una multa de US$50 millones contra Dupont.

Pero el problema, según Bilott, va más allá de un pequeño pueblo. El abogado sostiene que esta contaminación química está presente a lo largo de Estados Unidos y del mundo.

William "Bucky" Bailey, quien nació con malformaciones causadas por el PFOA, es uno de los actores de Dark Waters.

Qué es el PFOA

PFOA es la sigla del ácido perfluorooctanoico, una sustancia creada en los años 40 por la compañía 3M.

El PFOA, también conocido como C8, es parte de una familia de miles de sustancias llamadas PFAS, conocidas como los "químicos eternos", ya que no se degradan, y, una vez ingeridos, pueden permanecer dentro del cuerpo por largos períodos de tiempo.

Durante décadas, compañías como Dupont han utilizado el PFOA para fabricar productos como el teflón, pero la sustancia también está presente en artículos de limpieza, ceras, pinturas, telas, envolturas de comida rápida, cajas de pizzas, bolsas de palomitas de maíz de microondas, plásticos, espuma para apagar incendios, superficies resistentes a las manchas, entre otros.

Las personas quedan expuestas a los PFAS a través de la tierra, el agua y alimentos contaminados con esta sustancia; los envases de alimentos que contienen estos compuestos; o el uso de productos que estén hechos a base de estos químicos, según explica la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés).

"El agua potable puede ser una fuente de exposición en comunidades donde estos agentes químicos han contaminado los suministros de agua", indica la EPA.

EL PFOA puede estar presente en artículos de uso diario como el teflón.

Efectos en el organismo

"Existe evidencia de que la exposición a los PFAS puede causar efectos perjudiciales a la salud humana", explica la EPA.

La agencia menciona estudios que demuestran que el PFOA causa tumores en animales y, aunque de manera más limitada, se ha encontrado que puede producir cáncer.

Por su parte, el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. explica que el PFOA, en particular, puede causar aumento del colesterol, efectos dañinos en el desarrollo del feto o de niños lactantes, bajo peso al nacer y efectos nocivos en el sistema inmune, el hígado y la tiroides.

Según Bilott, en los juicios contra las compañías que producen PFAS, las empresas sostienen que no hay suficiente evidencia que pruebe que estas sustancias causan daño a los humanos.

Por eso, una de las metas del abogado es que se conformen paneles científicos independientes que den un veredicto sobre los efectos de los químicos eternos.

La pelea contra los químicos eternos

A raíz de las preocupaciones que han despertado casos como los que lleva Bilott, se han comenzado a tomar medidas para controlar la producción y el uso de los PFAS.

Dupont, por ejemplo, se comprometió a que desde finales de 2019 eliminaría el uso de PFAS.

"Dupont está constantemente aprendiendo del pasado para innovar para el futuro, en nuestras políticas y protocolos, así como en nuestros productos", afirmó la compañía en un comunicado en agosto de 2019.

"Estos compromisos ayudan a garantizar que nuestras acciones se alineen con nuestras expectativas y las de las comunidades a las que servimos".

Los PFAS pueden llegar a las fuentes de agua como desechos industriales.

En EE.UU., según la EPA, ya no se fabrican ciertas clases de PFAS y existe un programa de eliminación gradual del PFOA en el que participan empresas como 3M y Dupont.

La EPA advierte que aunque en ese país ya no se fabrica PFOA, todavía se produce internacionalmente y puede importarse a través de productos como alfombras, cueros, textiles, papeles, cauchos y plásticos.

En diciembre de 2019 un grupo de países europeos presentaron un plan para eliminar gradualmente el uso de PFAS a más tardar a partir de 2025.

Bilott, sin embargo, cree que a pesar de los avances, aún hay camino por recorrer.

"Desafortunadamente hay grandes esfuerzos de lobby que están en marcha para evitar que estos químicos sean regulados", dice el abogado.

Un problema mundial

Aunque el caso de Bilott comenzó en un pequeño pueblo, hoy su lucha tiene una mirada mundial.

"Estamos viendo estos químicos en países alrededor del mundo. Desafortunadamente estas sustancias viajan por el aire y el agua. Los animales la absorben, los humanos la absorben. Esto es algo que necesita enfrentarse de manera global", dice Bilott.

Los PFAS se han asociado con varios problemas de salud, como afectaciones de la tiroides, por ejemplo.

Los químicos eternos están presentes en productos de la vida diaria, por eso "es difícil para los ciudadanos evitar totalmente la exposición al PFAS", según indica la Agencia Ambiental Europea (EEA, por sus siglas en inglés).

Pero después de más de 20 años de litigios, que, según la película también han afectado su salud y su vida familiar, Bilott aún confía en que su lucha llegará a buen término.

Para él, el granjero que por primera vez denunció el envenenamiento de sus vacas es una muestra de que atreverse a hablar puede ayudar a que las compañías dejen de usar estas sustancias y los legisladores regulen su producción.

"Esto puede tomar tiempo", dice Bilott. "Puede que sea difícil, pero al final, la verdad saldrá a flote".

"Una persona que se ponga en pie y hable, puede hacer una gran diferencia".





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jueves, 27 de agosto de 2020

2020-08-27 DERECHO DE PETICIÓN - GOBERNACIÓN

 

Bucaramanga, agosto 27 de 2020


Ingeniera

Maylin  Tatiana Jaramillo   Bermúdez  

Secretaria de cultura y turismo de Santander

GOBERNACIÓN DE SANTANDER

Ciudad

 

                                                                                                                                                                                    REFERENCIA:          DERECHO DE PETICIÓN 


Yo PEDRO DIAZ HERNANDEZ, identificado como aparece en mi correspondiente firma, domiciliado en el Municipio de Bucaramanga, representante legal de ETNICO A.G.A.M.OS, perteneciente al Gremio de Artesanos de Santander, en ejercicio del derecho de petición que consagra el artículo 23 de la Constitución Nacional, las disposiciones pertinentes del Código Contencioso Administrativo y la Ley 1712 de 2014: Transparencia y Derecho de Acceso a la Información Pública; respetuosamente y de conformidad a los siguientes:

                                            HECHOS

PRIMERO: Los ciudadanos tienen derecho a pedir información y explicaciones de los gobernantes porque la soberanía reside en ellos como constituyentes primarios del poder público 

SEGUNDO: La política nacional de rendición de cuentas adoptada en el Conpes 3654 de 2010 determinó como otro de sus objetivos: - “Fomentar el diálogo y la retroalimentación entre las entidades del Estado y los ciudadanos; para lo cual, las entidades deben no sólo informar, sino también explicar y justificar la gestión pública”.

TERCERO: Durante el confinamiento, se han expedido DECRETOS, con los cuales se busca proteger el sector cultura, dentro del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica. 

   -DECRETO 475 DE 2020  “por el cual se dictan medidas especiales relacionadas con el sector Cultura, dentro del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica”

En el Decreto 475 de 2020, se suma un nuevo mecanismo que busca auxiliar a los artistas y gestores culturales más vulnerables del país, a través del programa Ingreso Solidario.

Esta iniciativa busca ayudar económicamente a quienes se encuentran en la informalidad y no hacen parte de los programas sociales del Gobierno Nacional como Familias en Acción, Jóvenes en Acción o Adulto Mayor.

Los artistas y gestores culturales que cumplen con este perfil recibirán un subsidio de    160.000 pesos en los próximos días, que busca apoyarlos durante el aislamiento preventivo obligatorio.

Las entidades territoriales (gobernaciones y alcaldías) serán las encargadas de enviar los listados de los posibles beneficiarios. El Departamento Nacional de Planeación cruzará las bases de datos enviadas con la información de los programas sociales que tiene el gobierno, a fin de establecer el listado final de beneficiarios.

- DECRETO 561 DE 2020 "MEDIDAS  SECTOR CULTURAL EMERGENCIA COVID_19"

CUARTO:  Mediante Resolución 18576 de 2020 la Gobernación de Santander a través de la Secretaría de Cultura y Turismo adelantó la apertura de convocatoria para la identificación de base de datos de artistas, creadores y gestores culturales en condiciones de vulnerabilidad para la asignación de transferencias monetarias no condicionadas o incentivos económicos con los recursos provenientes del Impuesto Nacional al Consumo INC "Sobretasa a la prestación del servicio de Telefonía móvil para cultura, vigencia 2019-2020", conforme lo estipulado por la Resolución 630 del 21 de abril de 2020 expedida por el Ministerio de Cultura.


                                   PETICIÓNES

1. Solicito  que se me informe,  el listado de habilitados para adignación de recursos en el marco del Decreto 561 de 2020 de la  base de datos consolidada de los artistas, gestores y creadores culturales del Departamento que se envío al ministerio de Cultura 

                

                               FUNFAMENTOS DE  HECHO Y DE DERECHO

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miércoles, 26 de agosto de 2020

MALETÍN VIAJERO DEL GESTOR CULTURAL.

 Manual de estudio, apoyo y consulta de las Diversas Voces



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domingo, 23 de agosto de 2020

El 9 de abril de 1948 no se mató a un hombre, se intentó asesinar a un pueblo (Parte II de III).

 El 9 de abril de 1948 no se asesinó a un hombre, se intentó matar a un pueblo. ¡No lo consiguieron! Es cierto, pero la conspiración continúa y se extiende hasta nuestros tiempos. Entender lo que sucedió en ese momento no solamente es una tarea académica necesaria, sino, y más importante aún, la clave para que –algún día- podamos enderezar nuestro destino y devolverle al país el rumbo que merece, el rumbo que una clase política corrompida le ha impedido desde siempre.

Por: Urías Velasquez /twitter: @UriasV (Columna de Opinión)

A Gloria Gaitán, la hija del prócer, no la conozco. Una vez una amiga común me dijo que me la podía presentar -y le creo- fue ella quien me presentó a Gustavo Bolívar, pero, la verdad, no sé si deba conocerla, me aterra la idea de que en su presencia ya no resista más, me quiebre y me eche a llorar, a llorar como lo hacía mi profesor de historia Jaime Chacón cuando hablaba de Jorge Eliecer, a llorar como lo hacía mi abuelo Rubén Darío Ospina (Rubhor Darhor) cuando, al final de las largas tertulias que manteníamos sobre la infausta historia de Colombia, sentenciaba:

-Mijo, no le demos más vueltas, nos mataron al que era, Gaitán era el hombre, Gaitán era el nuestro.

Después de eso, el viejo se levantaba de donde estuviera, llevaba sus manos atrás, con la izquierda atrapaba la derecha y las dejaba descansar sobre sus nalgas apachurradas –apachurradas en razón del largo periodo de tiempo que habían permanecido sentadas- y se ponía a dar vueltas, vueltas sin sosiego, como queriendo irse lejos pero siempre llegando a ninguna parte, tal y como lo hace un animal desesperado, un animal huérfano que no encuentra el consuelo.

Un huérfano que solo había visto a su líder político una vez en la vida: esa tarde inolvidable de febrero del 44 en la plaza principal de Armero cuando el caudillo había lanzado su campaña presidencial para borrar de la patria la inmoralidad, sin saber que años más tarde lo que se borraría seria esa ciudad aquel infausto 13 de noviembre de 1985 en el que un volcán, un rio de barro y unos políticos miserables sembrarían la tierra con 23 mil muertos.
Esa tarde, no obstante, la cosa fue diferente:

-Llovía –me dijo el abuelo-, la noche del viernes 9 de abril de 1948 llovía intensamente, pero no solo agua sino también plomo. La primera proveniente de las nubes cargadas que en ese mes suelen siempre apoderarse del cielo capitalino; y el segundo en formato de balas disparadas furiosamente de las azoteas de los edificios que germinaban por docenas en la Bogotá de la época: eran los francotiradores del pueblo que lo entregaron todo, tanto que lo único que los detenía era que se les acabara la munición. Y de no haber sido así los ochocientos soldados que había de servicio en Bogotá nos hubieran matado a todos, porque le disparaban a lo que se moviera, sin reparo, sin control. Estos ojos que se tragaran la tierra vieron como despedazaban, y por gusto, a las mujeres y los niños que salían en busca de su papito querido que aún no retornaba a casa.

¿Y los muertos? Los había y no por cientos sino por miles: tirados en la calle y produciendo una salmuera de agua y sangre; o reposando en el Cementerio Central donde cuidadosamente los encarraron para que cupieran más; en las estaciones de policía; e incluso en la Plaza de Bolívar. Porque no es verdad que los más de cuarenta indefensos, entre esos: mujeres, niños y ancianos, que ejecutó a sangre fría la guardia presidencial comandada por el teniente Carvajal hubieran sido recogidos en la tarde del 9 de abril, no señor, permanecieron ahí hasta bien entrada la madrugada del siguiente día.

En fin, si no hubiera sido porque el cielo se puso a llorar desesperado la noche en que mataron a Gaitán el incendio de Bogotá hubiera llegado a nuestros tiempos. Llamaradas que, además, expelían aromas que se filtraban por todos los rincones advirtiendo que la cosa era en serio, una exhortación que, sin embargo, no estaba impregnada  a cadáver como si sucedería años más tarde y cuando los malos quemaron en pleno día y al costado de la Plaza de Bolívar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y a los empleados de la cafetería mientras el presidente de la época, el nefasto Belisario, citaba poesía y la putrefacta Noemí Sanín silenciaba los medios de comunicación embutiéndole a los ciudadanos un partido de fútbol  entre Millonarios y el Unión Magdalena a través de las ondas hertzianas de la televisión nacional.

A las tres de la madrugada del sábado 10 de abril, por fin, escampó pero sobre el país continuó lloviendo sangre por decenas de años, ¿cien? Tal vez, ¿Doscientos? Ojalá no. En todo caso, los que sean necesarios hasta que la gente entienda que no puede seguir votando por sus verdugos, los hijos y nietos de los que ya en otros tiempo nos jodieron, porque una cosa es bien cierta así a los señoritos que escriben las leyes no les parezca, en Colombia la propensión para ser criminal se hereda. Y cada nueva generación repite con sarna aquello que sus antecesores hicieron. Si mijo, mientras no nos quitemos de encima a los Santos, a Los López, a los Valencia y a sus descendientes, cualquieras que sean la mutación que tome su apellido, seguiremos soportando aguaceros de sangre...

Y así el abuelo intercalaba sus reflexiones políticas y de gobierno con el relato detallado de los sucesos del día que mataron a Gaitán: comenzaba donde él estaba en el momento que la radio nacional comenzó a decir: “atención, atención, urgente, acaban de asesinar a Gaitán” y terminaba cuando hablaba del “rábula” que vendió al muerto y sometió al resto de la nación y para siempre a los intereses y fechorías del criollismo colombiano hijueputa (CCH).

Siempre, claro, incluyendo la descripción que a mí me generaba un nudo en la garganta y a veces me hacía llorar, si, la escena que el abuelo imaginaba -porque nunca la vio- de la pequeña Gloria Gaitán y su madre Amparo Jaramillo solitarias junto al cajón, cuidando a un cadáver que el gobierno también se quería robar.

A mí todo ese relato me hacía recordar otra tragedia nacional, el día que el profesor Umaña Luna, frente al ataúd de su hijo, ese dificil 18 de abril del 98, llorando insistía que era él el culpable de esa muerte pues le había enseñada al ahora occiso a ser un luchador de los derechos humanos en un país donde a uno lo mataban por eso.

Pero que va, el único culpable de esas siete tristezas; la de Chacón, la de Gloria y su mamá, la de mi abuelo, la de Luna, la mía y la de millones de colombianos era y es el CCH que durante siglos nos ha asesinado y saqueado sin descanso.

Pero el relato de mi abuelo se quedaba corto y, por sobre todo, olvidaba varias infamias del CCH que ese día no solo asesinó al mejor de los hijos de la Patria, sino que, adicionalmente, estupró al país entero y, finalmente, y con alevosía, mancilló la historia  mintiendo sobre lo sucedido, al inicio a punta de periódicos, noticieros de radio. Y a partir del 51, por medio de los telediarios y, finalmente y en los tiempos modernos, a través de la nefasta RCN, Caracol, RED+, El Tiempo, La Revista Semana, BluRadio, entre otros.

Infamias a las que a continuación me gustaría –si me dejan ustedes- meterle diente en cuatro movimientos tal y como lo hizo Antonio Vivaldi en su obra las Cuatro Estaciones. Solo que en la mía, todos las partes serán inviernos: inviernos en los que se diluyó y desaprovechó al quinto ser más grande que la Patria ha parido alguna vez.

Los otros cuatro seres maravillosos que nuestra tierra ha parido son: Waqtapay Wactacuni Waqtana: la mal llamada Cacica Gaitána, la madre de todos los de estas tierras: José Antonio Galán, el bravío ciudadano que fue capaz de sobreponerse a su posición social y erigirse como el promotor de la libertad y prototipo eterno de la rebeldía que debe distinguir a un verdadero héroe; Don Antonio Nariño, el colombiano de todos los tiempos, un buen hijo, esposo fiel y abnegado, patriota digno, padre cariñoso y ser integro que de su vida no se guardó nada para sí, ni dinero, ni tiempo, ni esfuerzo; y –claro- Don Simón Bolívar el indiscutible padre de la Patria–que y si bien nació en lo que hoy es Venezuela, todo el mundo sabe que es tan colombiano como Gaitán, entre otras razones, porque los latinoamericanos somos un solo país cuyas fronteras  fueron impuestas por unas cuantas familias que reivindicaban soberanía solo para tener privacidad mientras saqueaban y asesinaban al resto-.

Primer invierno: el carro rojo que jamás consigue su cometido por lo que se alarga la vida del régimen:

La primera gran oportunidad que tuvo el pueblo de vengar la muerte de Gaitán y haber hecho de la revuelta un momento de quiebre en la historia nacional ocurrió entre las 2 y 3 de la tarde y cuando el presidente Ospina Pérez, alertado del magnicidio se dirigió afanado a la sede de gobierno. Relatan algunos que en medio de la confusión un carro rojo se abalanzó sobre la carroza presidencial. Sin embargo, la destreza al volante del conductor oficial le permitió eludir la envestida y rápidamente entrar al parqueadero.

De inmediato, la puerta fue trancada y los soldados apostados afuera repelieron a los manifestantes y poco a poco, a punta de fusil y bayoneta, los fueron arriando hacia la Plaza de Bolívar. Donde -justo cuando los tuvieron al frente de donde otros como ellos, 43 años antes, “machetiaron” a Rafael Uribe Uribe, hijo benemérito de este pueblo-: los acribillaron.
La orden fue directa: ¡fuego! y las balas se deslizaron por entre los cañones para luego romper el viento y silbar mientras se incrustaban en pechos, cabezas, ojos y brazos inocentes. Algunos dicen que fueron 30, otros 40, nunca se supo porque los que recogieron los cuerpos –otros soldados rasos y simplemente instrumentos inertes de los malos- no los contaron, ¿por decidía? Quizás, pero lo más seguro: porque no sabían contar… ni leer… ni pensar.

¿Qué hubiera pasado si el carro enviste al del Presidente y éste fallece por efecto del impacto o por acción de los manifestantes que ya para entonces rodeaban el Palacio? Nunca lo sabremos, lo que sí sabemos es que normalmente un acontecimientos de este tipo en donde se le corta la cabeza a la serpiente rara vez toma el camino del retroceso, o al menos así sucedió en dos revoluciones que a continuación cito: la primera de estas un glorioso 30 de enero de 1649, cuando la desdichada cabeza de Carlos I rodó por el suelo, antes de ser levantaba y cocida en otro cuerpo para que los familiares del muerto pudieran velarlo. Y la segunda revolución, maravillosa también, se produjo un 21 del mismo mes, pero en el año de 1793, cuando Luis XVI, “el cerdo Capeto” –como le llamaban sus vasallos al rey cuando éste era devuelto con la cola entre las patas como un perro al Paris que había querido abandonar y traicionar- siente resbalar por su nuca la recién pulida, y ahora más filosa que nunca, Cuchilla Nacional –así los revolucionarios franceses apodaban a la Guillotina-.

Segundo Invierno: los tanques de la esperanza -que nunca existió-  y el balazo como única reivindicación

Justo antes entrar la noche, una llovizna menor antecedió el tránsito de tres tanques del ejército que cruzaron el punto donde la carrera 7 y la calle 13 forman una cruz, era justo la hora lorquiana, es decir, las cinco en punto de la tarde. La multitud reunida en ese momento, en ese lugar, los recibió como héroes, ¿de dónde salieron algunas flores que les arrojaron? Nadie lo sabe, pero las hubo. Tampoco se sabe porque exhibían un trapo rojo, símbolo inconfundible del liberalismo colombiano.

De inmediato, algunos jóvenes armados se aperaron a los lados y se mantuvieron por lo menos cincuenta metros hasta que los hombres del teniente Carvajal los bajaron a plomo. A uno de esos muchachos lo conocí en persona en el 2012 y cuando hacía para el puntocom de la Revista Semana una nota en relación al 9 de abril -este dato es relevante porque este señor me contaría un secreto que hasta hoy los libros de historia del platanal, en su mayoría, hechos por escribanos pagos ocultan y que revelaré inmediatamente-.

—la cosa fue más o menos de esta forma –me dijo el fulano (que, además, me pidió mantener en secreto su nombre y el relato, lo primero lo haré, no es definitivo, lo segundo, sinceramente no puedo, el país necesita conocer las verdades)-: “los tanques avanzaron lentos pero seguros, si todo salía bien, en cuestión de un par de horas el Presidente estaría preso. A la altura donde termina el Colegio mayor de San Bartolomé, no obstante, se detuvieron, en el acto la escotilla del primero en la fila se abrió, y de allí surgió la humanidad del capitán Mario Serpa.

El francotirador Eduardo Vargas apostado en un techo lo observaba todo, primero con la emoción natural que le producía el hecho de recibir refuerzos -ya era conocido de todos que gran parte de la Policía Nacional, integrada por liberales de base, se había unido al movimiento gaitanista y estaban devolviendo al pueblo las armas que le pertenecían-, y después con la impotencia y la rabia que le generó el darse cuenta que esos tanques no venían a apresar al tirano sino a ayudarlo. Entonces, sin pensarlo dos veces, apuntó su escopeta y ¡pum; Serpa al infierno!: un golpe seco destruyó la mano y la cabeza de quien en ese momento hacia su saludo militar”.

¿Cómo sé que usted no me miente? -le dije al hombre que me estaba narrando el secreto-, mire que mi jefe, el profesor Victor Diusaba, es un tipo muy serio y no me va a creer cualquier tontería que le presente.

—Bueno -me respondió- esa historia fue bien conocida en el barrio Egipto donde yo y Eduardo vivíamos.

—¿Conoció usted a Vargas? -Le repliqué de inmediato-.

—Claro que sí, lo desaparecieron en el 49, era un tipo muy interesante… -y a continuación me narró una apasionante historia que mejor me reservo para otro artículo y que demuestra que, en efecto, desde el periódico El Siglo se le disparaba a la gente desarmada en el año 44-.

Tercer invierno: la duda, la infausta Plaza de Toros y los aviones sobrevolando.

La segunda oportunidad verdadera que tuvo el pueblo sucedió entre la tarde y la medianoche del mismo 9 de abril,  y cuando en la plaza de toros se congregaron varios militares patriotas y valientes con algunos amigos del caudillo -muchos de estos últimos intelectuales y profesores universitarios-, todos dispuestos a marchar sobre Palacio.

Movimiento que detuvieron con argucias y maestría el rábula, Plinio Mendoza–quien horas atrás había sido el encargado de separar a Gaitán para dejarlo listo a recibir los balazos-, Carlos Lleras Restrepo y otros que en lugar de estar con el pueblo al que supuestamente se debían se fueron directamente a Palacio a negociar sus “convicciones por una porción del erario”.

-Espere que estamos parlamentando -le decían repetidamente los traidores al doctor Arriaga que representaba a los patriotas de la Plaza, hasta que, por fin, “salió el humo blanco”: -

Doctor Arriaga, doctor Arriaga al rábula lo acaban de nombrar Ministro de Gobierno y la mitad de los ministerios irán para el partido liberal –fue la última comunicación-.

Vale la pena comentar que la resistencia de la Plaza se mantuvo varias días más hasta que los aviones de la fuerza aérea los hicieron dispersar evitando así lo que hubiera sido la primera matanza en ese lugar, que de todas manera llegó ocho años más tarde y en el 56  cuando Rojas Pinilla mandó a matar decenas de personas solo porque le habían dicho fea a su hija: la doctora María Eugenia Rojas – doctora, como le decían sus seguidores años más tarde y cuando quiso ser elegida alcaldesa de Bogotá, si bien no era doctora aunque sí bien fea.

Se fraguaba así el primer frente nacional, porque ojo, es mentira también que el primer frente nacional haya sido el que urdieron Alberto Lleras Camargo y el Ovejo en Benidorm el 24 de julio del 56.

Y así llegamos al Cuarto invierno, pero ese lo dejaremos para la tercera y última parte de nuestra crónica en la que contaremos como el rábula se erige como ministro y garantiza así la continuidad del régimen condenando para siempre a Colombia a ser huérfana y seguir gobernada por los mismos infelices de siempre.



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Del asesinato de Mamatoco al magnicidio de Gaitán: cinco años de odio.

 

El 14 de Julio de 1943 un hecho conmocionó al país: el asesinato de Mamatoco. Un suceso que para muchos historiadores es el abrebocas del Bogotazo, pues desde aquel momento el odio se apoderó de la nación y se traspiró por medio de los titulares en la prensa… hasta que, finalmente, alguien se dejó llevar y jaló el gatillo acabando así con la vida del líder natural de la patria: Don Jorge Eliecer Gaitán y dejando huérfano y vacío al pueblo. Un pueblo que 72 años después todavía no se repone de la tragedia.

Por: Urías Velásquez /twitter: @UriasV

-¡Colombia duele!

Me dijo mi profesor del bachillerato, el licenciado Jaime Chacón y se le ‘encharcaron’ los ojos. Hizo el esfuerzo, sé que lo hizo, pero la fuerza de sus sentimientos lo venció. Tomó el pañuelo que hasta ese momento permanecía olvidado en el bolsillo del saco, lo desdobló con cuidado, con la mano izquierda se retiró las gafas y con la derecha se secó las lágrimas muchas veces, antes de ejecutar el proceso inverso.

Cuando el trapo quedó listo y guardado, Chacón me clavó la mirada y me dijo:

-Escriba sobre eso, usted algún día será un buen escritor. Escriba sobre eso, pero comience por donde se debe, empiece por contar sobre el asesinato de ‘Mamatoco’ porque es ahí donde inicia la orquestación del magnicidio de Gaitán, es en ese momento cuando quien disparará en su contra años más adelante comienza a cargar su alma de odio y su revólver de plomo.

Porque, vea Urías, una cosa hay que entender y hacerle caer en cuenta a la gente: a los hombres como Gaitán, Pardo Leal, Antequera, Jaramillo Osa o Galán no se les mata con balas, nada de eso, se les asesina con procesos y componendas funestas. Tramas complejas que se originan mucho antes del suceso y que le sobreviven decenas de años”.

Por mucho tiempo, tal vez demasiado, ese episodio permaneció silenciado en mi mente solo para volver hoy, tal y como le sucedió esa tarde al coronel Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento con el recuerdo  de su padre llevándolo a conocer el hielo. Pero esta vez, será la última vez que me duela o me pese tanto porque, por fin, cumpliré la misión que me impuso el maestro.

De Gaitán:

A Gaitán lo mataron de tres tiros, aunque los disparos fueron cuatro, pero hubiera bastado uno solo. Nos han enseñado siempre que quien disparó fue un desquiciado de apellidos Roa Sierra. Hasta telenovelas y películas se han hecho usando ese argumento. No entro a discutir si esas versiones son ciertas, es mi “profunda convicción interior”, sin embargo, que no, que a Gaitán le dispararon cientos de miles de sujetos, infelizmente, nunca he tenido acceso al informe forense por lo que se me dificultad precisar cuántos.

De nuevo, si fue uno, dos, tres o mil tiradores no importa, lo que está claro es que el asesinato de Gaitán lo deseaban demasiados:

—El propio presidente Mariano Ospina Pérez, y todo el partido conservador, liderado por el famoso “Ovejo”, remoquete que le arrojó como escupitajo caliente de viejo fumador por allá en los años 20s Marco Fidel Suarez a Laureano Gómez una tarde en el Congreso de la República cuando este último, en replica airada le respondió: “lo que pretende su señoría es que votemos este pacto como si fuéramos ovejos”. Sin caer en la cuenta que los ovejos no existen, pues y dicho a la manera de Lope de Vega: los dignos consortes de la oveja se denominan Carneros, tal y como se lo hizo saber el gran lingüista que era Suarez una vez Laureano insistió: “¡Como que no! ¿Y el macho de la oveja?”

—También querían vestir de traje de cedro al gran Gaitán sus “compañeros” de partido. Recordemos lo incomodo que les resultaba a todos esos liberales de nombre, pero godos de pensamiento, el ‘gigante’ moreno de escasos doce centímetros por encima del metro y medio.

Gaitán, por ejemplo, le producía urticaria al marrullero de Gabriel Turbay que nunca se repondría de haber perdido por segunda vez la oportunidad de ser presidente en los comicios del 46, elecciones que sí perdió el partido liberal fue por que quiso y porque se dividió. Turbay y Gaitán hubieran sumado juntos 243.017 votos más que Ospina Pérez, quien a la postre fue el presidente. La primera oportunidad de ceñirse la banda presidencial  la había perdido Turbay en el año 45 y por agalludo, pues tenía las mayorías suficiente en el congreso para haberse erigido en el cargo una vez que López Pumarejo dimitió irrevocablemente, pero Turbay, seguro de que ganaría y seria presidente por cuatro años, entre el 46 y el 50, decidió usar la oportunidad para sacar de la carrera al que creía sería su más enconado rival: Alberto Lleras y lo nominó para reemplazar al presidente el año de gobierno que restaba.
Gaitán también le tallaba a Alfonzo López Pumarejo y harto, pero mucho más a sus hijos Pedrito y Alfonsito –este último y con ayuda de la prensa, décadas después,  llegaría también a ser presidente y mantendría durante su gobierno las mismas costumbres en las que se hizo maestro como hijo de presidente: es decir, negociar el erario, andar de parranda en parranda, juntarse con los mafiosos pero negarlo y hacer construir carreteras que llegarían a sus fincas-.

De hecho, hay quienes aseguran que la frase icónica de “la restauración moral” encuentra su origen en la crítica de Gaitán al enriquecimiento descarado de los hijos del presidente, gracias a la obtención de dádivas derivadas del ejercicio presidencial, y para quien tenga dudas, le sugiero respetuosamente estudiar el caso Handel –algo muy similar a lo que ocurre con los hijos de Uribe, claro en menor grado, porque Tom y Jerry francamente son descarados-.

Tanto sería el rechazo que les producía “el indiecito” –como a veces le decían a Gaitán- que todos y cada uno de los liberales de abolengo de la época habían fabricado en su conciencia colectiva la idea de que jamás seria presidente, una certeza absoluta que, además, provenía de otro hecho, uno más siniestro y letal; que ya para entonces las balas eran un utensilio regular que se podía comprar en cualquier ferretería de barrio, así que solo bastaba proveer de media docena a un parroquiano despistado y listo: Gaitán para siempre por fuera de la carrera política.

—Otro que estaba interesado en graduar al prócer de muerto era, sin duda, el gobierno gringo a través de la CIA, pero no tenían afán y  para probar este punto no tengo un camino diferente al de tirar un par de piedras:

Para el año 48 recién había concluido la II Guerra Mundial, pero ya había comenzado la paranoia americana de librar el mundo del comunismo. Una pelea fabricada por los principales adeptos a la teoría de Goebbels que en realidad creó y postuló un judío “gringo” que nació en Austria y que era sobrino de Sigmund Freud: su nombre, Edward Louis Bernays, el man que puso a fumar las women en Estados Unidos y el autor de un libro impresionante: Propaganda. Teorías estas que, entre otras cosas, advertía de la necesidad permanente de cualquier gobierno de tener un enemigo. Y los políticos americanos, oportunistas como siempre, vieron en el comunismo ese enemigo y se dedicaron sin descanso, primero a crearlo, y luego a combatirlo por todos los medios y en todos los rincones del mundo.

Obviamente, Colombia no podía quedar fuera del circuito y cual “lambón chupa grueso” que siempre ha sido se ofreció a liderar en América Latina la cruzada contra el comunismo. De inmediato, los gringos gustaron de la idea y promovieron para el año 48 la IX Conferencia Panamericana en Bogotá.
La Conferencia, en todo caso, era simplemente una más, ese bombo que algunos historiadores prepagos del platanal le han pretendido dar es mentira, si bien el mismo Marshall asistió al evento, el propio Gobierno de Washington le decía a sus embajadas el 17 de diciembre de 1947 lo siguiente: "el consenso entre varios funcionarios del Departamento consultados para la preparación de este texto es que el comunismo en las Américas es un peligro potencial pero, con algunas pocas posibles excepciones, no es seriamente peligroso en el presente".

—Deseaban también acelerar el viaje a la eternidad del caudillo: la iglesia, que veía en el mestizo a la mismísima representación de Satanás; los grandes terratenientes del país -liderados por quien una década después y durante su oscura presidencia se convertiría en genocida: Guillermo León Valencia-, gentes temerosos de perder las tierras que le habían robado primero a los indígenas, luego a la corona y, finalmente, a la república; la burguesía criolla –sí, los herederos de los contrabandistas que firmaron la primera independencia por allá por 1810-; y –claro- los “carneros y ovejas” amaestradas a punta de biblia en contra del progreso y el devenir de los tiempos, sí, una turba enardecida que se etiquetaba como “conservadora” pero que simplemente era un mezcla de cuerpos ambulantes, vivos sí,  pero sin cerebro.

Una muchedumbre conformada por cientos de miles, quizás millones -se dice que nada más en Bogotá  del medio millón habitantes de la época, por lo menos un cuarto era conservador. Y teniendo en cuenta el resto del país la cifra se elevaba hasta el 40%, o al menos con ese porcentaje fue que ganó la presidencia del 46 el partido conservador-.

Una masa maleable que desde el periódico El Siglo todos los días sin descanso y, desde los pulpitos católicos los domingos sin falta, se alimentaba de odio. Un odio mortífero que como “palo en la rueda” obstaculizaba a cada instante el segundo mandato –ese si algo progresivo- del Presidente Pumarejo.
Y es en medio de ese amasijo sin forma donde tropezamos con ‘Mamatoco’, un hombre diferente, un “señalado” por los tiempos –como el mismo lo dijera- para cantarle la tabla a los poderosos de su tiempo, para denunciar la corrupción de un gobierno que se podría desde adentro, para ser un Florero de Llorente de carne y hueso.

De Mamatoco:

A Mamatoco no lo mataron: lo tasajearon como a uno de esos pescados desafortunados que sirven frito, con arroz y yuca blanca en Mamatoco, corregimiento de Santa Marta, en la región caribe colombiana, lugar donde nació Francisco Pérez, nombre verdadero del personaje que nos ocupa y que se hiciera celebre como  boxeador que –en palabras de Carlos Arturo Rueda C, el locutor que trasmitía en vivo sus peleas- “con su Izquierda noqueaba al que fuera” y  a quien irrestrictamente acompañaban sus fanáticos ya fuera en el cuadrilátero primero o en su periódico La Voz del Pueblo un poco después.
Pero, y a diferencia del "tino" Asprilla, Pérez sí era un verdadero intelectual, un ser pensante, alguien a quien le importaban los de su clase. Ya desde los años en que había entrenado a la Policía al hombre se lo veía preocupado por las injusticias que contra los agentes rasos cometían los altos mandos.
Así que apenas pudo y –presuntamente- de la mano del poeta Rafael A. Tamayo (aparentemente el Chibas), abrió un medio de comunicación. Insignificante para las élites de la época, quizás, pero muy bien recibido por el pueblo…de hecho, Mamatoco pronto se hizo célebre por varios aspectos: haberse metido en la cama con Lorencita Villegas de Santos; sus denuncias permanentes contra los altos mandos militares; su noticia medio pornográfica acerca de cómo Pedrito López hijo del Presidente se “echaba al pico” una cajera de los Almacenes Tía en plena tarde noche capitalina y en la mitad del parque nacional –noticia que supuestamente le contó un soldado que después “infelizmente” suicidaron;  sus frases contundentes, una de las más dicientes, que su persona “era del, por y para el pueblo”; pero, por sobre todo, por haberse dejado enrolar en una conspiración que –supuestamente- iba a tumbar al gobierno de López Pumarejo y que, a la larga, simplemente resultó en una trampa para asesinarlo.

El crimen fue simple –parecido al modus operandi de los falsos positivos de Uribe que le costó la vida a por lo menos 10.000 jóvenes indefensos entre el 2002 y el 2010 y que se repitieron luego en los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque contra los líderes sociales-; primero, los jefes definieron quien debía morir, en el caso que nos ocupa: Mamatoco, en el caso de Uribe: diez mil jóvenes indefensos; segundo; los militares localizaron a la víctima o las víctimas, lo que en el primer caso fue fácil pues Mamatoco, cada quince días, iba a los batallones a vender su periódico, y en el caso del genocidio de Uribe si un poco más complejo… porque, bueno, no es tan fácil localizar a 10 mil indefensos; tercero, convencieron a la víctima o victimas de seguir las instrucciones del asesino, a Mamatoco no fue tan fácil porque tuvieron que inventarse incluso una posible insurrección contra el gobierno, en el caso de los delitos de Uribe, en cambio, sí un poco más sencillo, pues en medio del mayor desempleo y falta de oportunidades que vivía Colombia en las primeras décadas del siglo XXI, los militares simplemente tuvieron que ofrecer empleo.

Cuarto y último paso: asesinar a la víctima, lo que en el caso de los falsos positivos se hacía en tres pasos, inicialmente emborrachando a la persona, después amarrándole las manos y, finalmente, disparándole una única bala en la nuca que no lo mataba de inmediato sino que le permitía al victimario sádico regodearse con el dolor y el sufrimiento ajeno.

En el caso de Mamatoco, no obstante, el modus operandi se varió algo en lo relativo al cuarto paso, pues el 14 de julio de 1943 quienes serían los autores materiales del asesinato citaron al futuro muerto en la Plaza de Bolívar. Una vez allí, lo instruyeron  para ir a la calle 39 con 15, vía el tranvía. No más arribar y ya dos policías lo escoltaron y distrajeron mientras otro de apellido Bohórquez le enterraba 19 veces, a mansalva y por la espalda, un cuchillo que días antes le había entregado oxidado y con orden de afilarlo el mayor Hernández Soler. Mayor que a larga se condenaría como el determinador del crimen.

Pero bueno, ¿qué tiene que ver este asesinato, ocurrido en 1943, con la muerte de Gaitán 5 años después?

Pues nada, pero ese crimen sirvió de excusa para que el ‘Ovejo’ se la montara al gobierno de una manera increíble, tanto que si fuera el guion de una película de acoso periodístico resultaría en extremo difícil de creer: pero así fue, cada mañana El Siglo publicaba – a veces a 8 columnas, a veces a 6, pero nunca a menos de 4- tremendos y explosivos titulares:

“La sangre de Mamatoco es diluvio en que ahoga este régimen de exterminio”. “El asesinato de Mamatoco fue un crimen de Estado, afirma  Luis Ignacio Andrade”. “Nosotros creemos que el gobierno dio la orden del asesinato, declara Juan Pérez”…

Cabeceras que caldearon los ánimos a tal punto que al mismo tiempo que Gaitán reunía a sus seguidores para hacerles soñar un nuevo país, a través de sus discursos, los conservadores de segunda línea reunían verdaderas turbas en el parque Santander y las llenaban de odio contra el gobierno. Agitadores entre los que destacaban sátrapas como Silvio Villegas, Gilberto Álzate Avendaño -cuando descansaba de mandar a asesinar huelguistas en Manizales y se venía para Bogotá, y –claro- Guillermo León Valencia -cuando, por fin, soltaba el látigo con que se rumoraba “motivaba” a los campesinos que prácticamente esclavizaba en sus haciendas del Cauca y se venía a la capital a conspirar en el Congreso Nacional-.

Al final, la cosa fue tan abismal que permeó todas y cada una de las estructuras de la sociedad nacional, todas y cada una de las actividades de la Patria, hasta que el presidente, que no quería estar en el cargo desde el día de la posesión –varias meses pasó en licencia, algunas horas preso en Pasto durante un intento de golpe de estado-, al fin, dimitió y el partido liberal se separó en dos vertientes, la del Turbayismo y la del Gaitanismo. Y así divididos se presentaron a la elección del 46 –que como ya se dijo: perdieron-.

Por supuesto que una minoría gobernando siempre genera conflictos, mucho más si esa minoría es ruda y torpe como estaría a punto de demostrarlo el partido conservador que con una explicación ridícula decidió no invitar a la Conferencia Panamericana al más prestigioso abogado de la patria: el doctor Jorge Eliécer Gaitán: “dijeron que no, que el “indiecito” no era experto en derecho internacional” -otra estratagema mostrenca urdida por el mismísimo Ovejo-.

Obviamente, el pueblo no comió cuento y protestó, con tan mala suerte que el blanco de su revuelta no fue quien deseaban: el canciller, a la sazón Domingo Esguerra, único miembro del partido liberal que no había acatado la orden expresa de Gaitán de retirarse del gobierno, sino el embajador de Ecuador que se salvó de ser linchado luego que la turba se percatara de su acento.

Y es en medio de semejante maremágnum de odios espesos  y afrentas rastreras que llegamos al 9 de abril del 48… y que será el motivo de mi siguiente presentación ante este pelotón de fusilamiento…

Continuará…


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